jueves, junio 07, 2007

Nueva Cuba


En el año 2007 d. C. una bióloga checa llamada Dita Kafka demostró científicamente la inexistencia de Dios. Lo hizo en público, ante una cadena de televisión alemana, utilizando una simple pajarita de papel. Fue tan contundente la evidencia y tan fácil de explicar como hacer entender con tomates a un niño por qué dos y dos suman cuatro. Al día siguiente Kafka estaba en todas las cadenas de televisión de todos los países. En el Vaticano no daban crédito.
Dejó al mundo boquiabierto y éste, como respuesta, homenajeó a la bióloga de la manera más soberbia que se puede imaginar: comenzando la era que lleva su nombre a partir del mismo momento que anunció el prodigio de la ciencia al mundo entero.
Los líderes de las grandes religiones monoteístas se reunieron en asamblea, y dos días después anunciaron la pérdida de la Fe, y el cese, por así decirlo, de sus respectivas religiones a excepción de un par de iluminados, que profetizaron que en el año 2007 de la nueva era nacería un nuevo Mesías para redimir el pecado y devolvernos la supuesta Fe perdida.
A día de hoy, no ha llegado ningún mesías. Estamos en el mes de diciembre del año 2007 d. K.; es lo que llamamos comúnmente el número mágico, porque se cumplen 2007 años desde el cambio de la era anterior. Las cosas son muy distintas desde entonces.
La verdad es que esperamos que el tal mesías no aparezca, por miedo, más que otra cosa. No estamos preparados para ningún tipo de conflicto bélico, y todos hemos estudiado que la era de Cristo sin duda se caracterizó por el número cuantioso de guerras que sufrió el planeta Tierra.
Ahora existen 18 planetas ocupados pacíficamente, y no hay ninguna guerra desde el año 8 d. K. En febrero del año 7 se acabó el petróleo en todo el mundo y en junio del mismo año un científico alemán llamado Beethoven, como el músico de la antigüedad, descubrió una nueva fuente de energía obtenida de la basura y la contaminación.
Así pues, abolidas las religiones y acabado el petróleo, no había muchas razones para provocar una guerra. Sólo quedaba la xenofobia como motivo para incentivar un desastre, pero no había tantos xenófobos en el mundo. Además, en el año 12 d. K. el astrólogo cubano Eusebio Díaz, localizó otro planeta en el espacio de características similares a las del planeta Tierra, donde acabaron por mezclarse gran parte de las razas que existen en la humanidad, con resultados de seres humanos más inteligentes y afables de los que hasta entonces poblaban el planeta, acabando así con la ignorancia racista. Contaré brevemente su historia.
Eusebio Díaz descubrió el nuevo planeta en el año 12 d. K. como he dicho, y el gobierno de Estados Unidos – país desaparecido tras la crisis económica de 120 d. K., consiguió enviar en el año 14 al 85 % de la población ilegal del país con la promesa de trabajo y papeles. Se trataba de construir una vida, como quien dice, en este nuevo planeta llamado Disney por el presidente de Estados Unidos Walt Disney, al que descongelaron y despertaron en el año 13 d. K. y que compró - además de la presidencia – el nuevo planeta para construir el mayor parque de atracciones jamás visto.
Los ilegales recién llegados a Disney no tardaron en darse cuenta de que formaban parte de una nueva élite de esclavos, listos para construir el ocio de los demás. Una de estas mujeres ilegales, Julia Pérez, que había amasado una fortuna vendiendo ludoína a los hijos de un famoso actor de Hollywood cuyo nombre mantendremos en el anonimato, consiguió contratar a un abogado hindú exitoso en asuntos de esta índole llamado Kaan Blake para llevar a los tribunales esta injusticia que el presidente Disney había cometido con la población ilegal interplanetaria.
Kaan Blake llevó el caso al Tribunal Mundial Superior de Fuerzas Mayores (TMSFM) - para el que yo trabajo. El resultado fue el siguiente: se devolvió al presidente el equivalente del precio por el que compró el planeta. Se desvinculó a éste y a EEUU de toda acción en el planeta Disney, que pasó a llamarse Nueva Cuba, en honor a su descubridor Eusebio Díaz, anulando el derecho de cualquier particular a comprar un planeta. Eusebio Díaz no supo nunca nada de esto, puesto que apareció muerto en su jardín días después del descubrimiento del planeta, que en un principio se creía que había sido localizado por un estadounidense cualquiera, al parecer tataranieto de Disney…, qué coincidencia.
A partir de entonces, la compra de un planeta quedaría en manos del Tribunal Mundial Superior de Fuerzas Mayores. Así pues, el TMSFM decidió permitir el establecimiento y la administración a las personas que ya lo habitaban.
Ahora, en 2007 d. K., Nueva Cuba es el sitio de vacaciones de la mayoría de los científicos de la Tierra, es un paraíso para ellos; un planeta enorme en el que aun quedan cosas por descubrir. Y aunque los científicos ocupan el 50% de la población en nuestro planeta, siempre hay sitio para ellos en Nueva Cuba.
El otro 50%, lo llenamos los burócratas (personal jurídico-administrativo). Esto es así desde 544 d. K. pero no me acuerdo bien de cómo se llegó a eso y además es muy largo de explicar, lo haré en otro capítulo.
Cómo iba diciendo, dentro de la ciencia, hay muchas ramas como la Ciencia del Ocio y el Espectáculo, la Literatura, la Lengua, el Deporte, la Música, etc.
Dentro de los burócratas, estoy yo. Mi trabajo consiste en encontrar soluciones y posibles mejoras en la vida de la población científica. Yo sólo controlo una pequeña parte del sector de la ciencia artística. Es un trabajo entretenido.
Es raro que una mujer sea burócrata. La gran mayoría de las mujeres son científicas. De hecho, cuando te dan el diploma y el título te añaden un segundo o tercer nombre antes del apellido. Yo no soy científica, pero por ser mujer tengo derecho a ese nombre, que no es otro que el de nuestra Dita Kafka. Dicho esto, ya puedo presentarme, mi nombre es Roberta Dita Kafka 1528-V15 y he sido enviada a Nueva Cuba en misión secreta.

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